"¡Sea claro tu cielo, sea clara y serena tu sonrisa querida, seas bienaventurada por ese minuto de felicidad y dicha que le ofreciste a otro corazón, a uno solitario y agradecido!
¡Dios mío! ¡Todo un minuto de felicidad! ¿Acaso es poco para toda una vida humana?"
Noches blancas, pág. 121
Fiódor Dostoievski
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